a orar a Dios; y aprovecha la ocasión para inculcar esa modestia y sujeción que las mujeres deben mantener en la santa congregación. En el capítulo tercero, después de haber declarado la excelencia del obispado, describe a un verdadero obispo, y enumera las cualidades que debe tener. Luego, describe las cualidades de los diáconos, y de las esposas, tanto de éstos como de los obispos. Y, a fin de que Timoteo sea más diligente y consciente en observar todas las cosas, le recuerda que tiene que emplearse
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